Que se queden en la clase | La Opinion

La secundaria Garfield del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) ha cargado la fama durante años de ser uno de los planteles con mayor abandono escolar en el este de la ciudad, pero donde sus administradores han tomado en serio el reto de frenar la deserción.

Los resultados demuestran que desde que se puso en marcha hace tres años el programa de Recuperación y Prevención de la deserción en LAUSD, esta escuela, diseñada para unos 2,500 alumnos pero que hoy día acoge a unos 4,300, ha comenzado a mostrar mejoras.

Si en el curso 2006-07 el 22,9% de los alumnos que entraban en el grado 9 terminaban abandonando los estudios en algún momento del ciclo, un curso después las cifras bajaron al 21,2%, mientras que a nivel de distrito la deserción fue del 26,4%

En 2006-07, un total de 601 alumnos cursaban el grado 12 en la escuela Garfield, Al año siguiente lo hicieron 651 y el pasado curso se contabilizaron 880 alumnos.

"Estamos tratando de mantener a los estudiantes en clase y ese aumento en el número de alumnos que llegan al último curso es reflejo del trabajo que estamos haciendo", comentó Sara Puma, consejera del Proyecto Diploma en la escuela Garfield.

Los consejeros han desarrollado una atención más personalizada con los estudiantes y los padres reciben al día dos mensajes en caso de que sus hijos no estén en la escuela.

De acuerdo con Marlene Correa, consejera de asistencia, entre las razones principales por las que los estudiantes abandonan las clases son por falta de créditos, materias reprobadas, embarazos, o problemas financieros.

Para Yolie Flores Aguilar, miembro de la Junta Escolar y representante de la zona donde se ubica la Garfield, otro de los problemas es que "en estas comunidades pobres y donde hay mucho inmigrante las expectativas que se tienen para los estudiantes son muy bajas".

"Tenemos que impedir que esas barreras afecten a los estudiantes en las escuelas", añadió.

Entre tanto, la preocupación ahora "no es tanto el abandono escolar, sino que los estudiantes no pasen las clases y se gradúen a tiempo", dijo Puma.

Los números

Las estadísticas que recoge el Departamento de Educación de California sólo contabilizan a los alumnos que empiezan y acaban la secundaria dentro los cuatro años, pero hay muchos otros que, sin haber abandonado los estudios, tampoco se han graduado y por ello no aparecen en las estadísticas de los egresados ni en la de los desertores.

"Muchos necesitan un quinto año, porque se quedan por detrás en los créditos requeridos para graduarse, y tienen que venir a la escuela en sábado o ir a un colegio comunitario", explicó Puma.

Sólo así se entiende que, por ejemplo, pese a que en 2006 había 601 alumnos del grado 12, ese curso se graduaron 659, y que mientras que la deserción escolar ha ido bajando también lo hiciera la tasa de graduación. En 2007 se graduó el 81,3% de los estudiantes y un año después lo logró el 77,7%, donde nueve de cada 10 egresados prosiguieron la educación superior.

"El abandono escolar no es necesariamente lo opuesto del índice de graduación, no están relacionados por el hecho de que muchos no terminan la secundaria a tiempo", dijo Puma.

"Muchos jóvenes llegan sin las habilidades necesarias que necesitan en inglés y matemáticas, aunque sean cosas básicas", indicó por su parte Frances Vilaubi, sudirectora del plantel.

"Ni siquiera conectan la escuela con sus vidas, carecen de la visión para relacionar los estudios con su futuro y eso hace que muchos no sepan qué quieren hacer o en qué les gustaríá trabajar", agregó la subdirectora.

Pero lo que los administradores de la Garfield sí saben muy bien es que todos los estudiantes quieren estar en la foto de graduación con sus compañeros de clase. Por eso, han puesto en práctica una política de asistencia exclusivamente para los alumnos del grado 12 con la que se les motiva a terminar los estudios sin faltar a clase.

"No pueden ausentarse más de 15 días a clase porque saben que si lo hacen no participarán en la noche del baile, el paseo a Disneylandia y en la ceremonia de graduación", dijo Correa.

Jaime Vega, miembro de La Lucha del Pueblo se graduó este año de la Garfield. Aunque comenzará a estudiar negocios en UC Santa Bárbara, confiesa que no fue fácil, especialmente cuando sus dos hermanos mayores abandonaron la escuela. Para este joven, el mayor problema es "la sobrepoblación que hay en la escuela" que dificulta que los alumnos se puedan concentrar y terminar a tiempo.

Para María Brenes, directora de La Lucha del Pueblo, el problema de la sobrepoblación terminará el año que viene cuando la Garfield recupere el calendario tradicional al abrir una nueva secundaria en la zona, pero recuerda que la participación de los padres en la vida académica de sus hijos también es importante para que logren graduarse.


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